lunes, 7 de abril de 2008

Capítulo VII: Su nombre me atosiga

A la mañana siguiente, después de una noche de buen sueño, Mónica se levantó de muy buen humor. Después de desayunar y acicalarse, se apoyó contra la baranda del balcón, observando los campos de trigo con expresión de hembra satisfecha.

La mejor noche de su vida. Su fantasía había sido impresionantemente fácil de cumplir, y no podía esperar para obtener más.

Había sido tan repentino. El moreno, del cual no sabía nada, ni siquiera su nombre, la había satisfecho en muchas formas. ¿Pero cómo había logrado encontrarla tan súbitamente? ¿Había sido casualidad? ¿Y en qué punto de la historia entraba la otra, la que en los campos lo había besado frente a sus ojos?

Más tarde, luego de un día de ocio sin muchos sobresaltos, cuando el sol ya hubo recorrido el cielo y estaba atardeciendo, Mónica se calzó las botas de campo y salió a dar un paseo por el borde de los campos, esperando cruzarse nuevamente al moreno.

Por suerte, éste no tardó mucho en aparecer. Escuchó una voz detrás suyo:

- Así que has venido por más.

Mónica se dió vuelta y le sonrió.

- Veremos.

- Ayer no parecías tan poco decidida.

Mónica frunció el ceño. El sol filtraba sus rayos por entre las espigas de trigo y se reflejaba en su cabello rojo.

- ¿Tu esposa no dice nada con respecto a esto?

El hombre sonrió.

- No tengo esposa.

- Pero el otro día...

- Es mi prometida. Larga historia. Los gitanos somos así. Nos obligan a hacer una cosa pero hacemos lo que el corazón nos dice.

Así que era gitano, pensó Mónica. Qué extraño, usualmente los gitanos no trabajaban el campo, solían ser comerciantes en esos lares.

- Veremos. Todo a su tiempo.

- Como tú quieras. Estoy a tu disposición. Hay algo en tí...

Y se acercó más a Mónica, que sintió cómo una sensación hirviente se apoderaba de su pecho.

- ...hay algo en tí que me enamora... Mónica.

Ella se ruborizó. Él la miraba fijamente a los ojos. Evitó su mirada.

- Pero dejaré que vengas a mí. Estoy seguro que no tardarás mucho - terminó de decir el moreno.

Mónica lo vió alejarse por el sendero. Iba a darse vuelta para volver a su casa cuando escuchó nuevamente la voz de él, lejana.

- Por cierto... Me llamo Julio.

2 comentarios:

Anita Califa dijo...

muy bueno chicas, clap clap clap. Ta bien escrito che...
Ansío un nuevo capítulo con un deseo que atraviesa mi cuerpo erotizado

aguante el moreno.

\ /
¡ ¡

(se entiende la simbología?)

Anita Califa dijo...

bloger me editó los simbolitos últimos!!! todo eso iba separado...